Mamá, tú siempre has llevado contigo mis ilusiones y esperanzas; ahora necesito que llenes mi soledad, pues siento que nunca podré crecer sin tu presencia, paciencia y abrazos. Tú tienes el aroma de todas las magnolias, y tus caricias siempre han sido capaces de hacerme renacer. Mamá, siempre te necesitaré, pues tú tienes toda la sabiduría y bondad que Dios me ha dado.