Desde el desierto de mi alma te escribo en este día gris... Nuestra historia aún se escribe con tinta indeleble que abraza tus mañanas y trae hasta mis laderas tus frías manos que un día dieron tanto calor a mi cuerpo... ¿Llorar yo? ¿No fuiste acaso tú el que se perdió en la niebla
de la noche y no regresó a mí? ¿Nos quedará aún el recuerdo? O, quizás todo se lo llevó el mar y el viento...