Si las hermanas se llevan muy bien, no hay mucho que decir: su unión no puede ser rota con nada. Es más fuerte que una amistad y está por encima de cualquier situación. Puede haber peleas, competitividad o celos, pero todo eso desaparece cuando la hermana tiene una necesidad. La unión es espiritual, es inquebrantable. “Si mi hermana me necesita, allí estaré.—